Hoy en día la formación continuada se ha convertido no ya en una obligación sino en una auténtica necesidad. Y esto es así porque al lógico deseo de la persona de estar al día por responsabilidad personal, se une la demanda de la propia sociedad, que exige que los profesionales conozcan cada vez más rápidamente, lo último que haya aparecido y lo pongan en práctica.
Novedades tardan cada vez menos en aparecer y una sociedad a la que cada vez le llega más información a través de los medios de comunicación, explica la cada vez mayor demanda de formación.
En el ámbito sanitario, desde hace años es la Industria Farmacéutica la que se ha hecho responsable de la formación, dando cumplida respuesta a las demandas en este campo, de los diversos colectivos que integran el ámbito de la salud, básicamente a los médicos.
Hoy en día la menor disponibilidad de tiempo, el abuso repetitivo de los temas, la falta de agilidad en la gestión y el aumento de costes hace que sea necesario un cambio en el planteamiento de la formación para hacerla más ágil, más flexible y más práctica y que utilizando las nuevas herramientas tecnológicas por su menor coste, permita acceder a su patrocinio no solo a las grandes compañías, sino también a la medianas e incluso a las pequeñas.